Los museos son lugares del pasado. Bien sea que conserven obras de arte o restos de culturas antiguas, hay en estos un ambiente de silencio para la observación. Y en otros, como en este caso, tienen el toque de los misterios de una época pasada.
Hace unos días salí con mis dos hermanas al centro de la ciudad de Caracas, en lo que se llama el casco histórico. Allí, en las calles empedradas, está la casa natal del libertador "Simón Bolívar" y otras casas de la época de la colonia que han sido convertidas en museos. Cerca está la plaza Bolívar.
Decidimos tomarnos un café y comernos un golfeado en una cafetería muy típica ubicada enfrente de la Plaza El Venezolano. Y nos dimos cuenta de que en la misma cuadra había un museo que no habíamos visitado, El museo Sacro de Caracas. Su sede data de 1673 y fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1981.
Pero más que contarles la historia, quiero narrarles mi experiencia al entrar y recorrer los pasillos de esta casa antigua donde se guardan objetos de la época.
Lo primero que vimos al entrar por la gran puerta de madera fue una mesa donde estaba sentada una mujer con un uniforme. Allí se lleva el registro de los visitantes.
Desde allí había un pasillo largo al lado de una acequia y un jardín interior. Preguntamos si podíamos seguir y nos dijo que sí, que siguieramos por allí.
Recorrimos este pasillo y otros más viendo los trajes.
Llegamos a un lugar donde había otro jardín interior, en ese momento estábamos distraídas cuando de repente apareció una señora guía del museo. Debo reconocer que me asusto. Allí no había más personas y fue muy silenciosa. No nos hablaba y comenzó a seguirnos y entonces nosotras comenzamos a hacerle preguntas.
Nos contó que en este lugar estaba un cementerio. Nos pusimos de curiosas a ver las dos lápidas que quedaban a la vista. Pudimos leer claramente los nombres y las fechas de sus muertos. Allí funcionaba el antiguo cementerio de la Catedral de Caracas.
Continuamos por los pasillos hasta que llegamos a un salón donde la puerta era muy pequeña y nos tuvimos que agachar para pasar.
Resulta que era un depósito de huesos, un osario, esto me impresionó. Había una fosa, con unas escaleras y un vidrio que lo protegía. Este lugar no estaba accesible al público, me imagino por razones sanitarias y de seguridad. Alguién podia caerse por las escaleras y estar en contacto con la fosa.
Al fondo vimos unos grilletes como los que usaban para amarrar a los presos. En las paredes había varias criptas,bóvedas funerarias colocadas de manera horizontal. No pude leer ninguna inscripción.
A la izquierda una representación de un preso de la época. No estoy segura del porqué en algún momento de la historia de la ciudad este lugar se utilizó como una cárcel. Pero no era de extrañar, que en todos los años de guerra que siguieron a la época de la colonía esto hubiera sucedido no solo en este lugar sino en muchos otros lugares de Caracas.
Salimos de allí y seguimos por otro pasillo hasta llegar a un lugar al cual no podíamos ingresar por seguridad. Son los restos del Palacio Arzobispal, que aún permanecen en pie y están en remodelación. Es hermoso y ojalá en algún momento pueda visitarlo.
Realmente disfrutamos del recorrido por esta hermosa arquitectura y viendo los objetos que en ella se guardan. Es un lugar que resguarda el pasado de una época en la historia de Caracas.
La imagen de la presentación la edite en Canva con fotografías propias.
Todas las fotografías son propias tomadas con un teléfono Samsung A15.
Un lugar que parece fresco (ese tipo de arquitectura se siente así) y es muy bonito, aunque guarda historias sobrecogedoras. Siempre es una gran experiencia visitarlos y qué bueno que esa señora silenciosa les acompañó para explicarles. 😅
Está muy bien conservado. Un saludo, @popurri.
Muchas gracias por tu comentario. Esas casas coloniales de techos altos y patios interiores de las cuales todavía quedan algunas en la ciudad donde vivo son muy frescas. A mi me encantan. Un abrazo 🌸Hola @nanixxx.
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